
Dime si tu alma a veces volar quisiera, Agata,lejos del negro océano de la ciudad inmunda,hacia otro mar en donde la luz esplende grata,azul, profunda y clara cual virgen pudibunda.Dime si tu alma a veces volar quisiera, Agata.El vasto mar alivia fatigas y dolores.¿Qué diablo al mar lo dota de ronca voz cantante?Bien lo acompaña el órgano de vientos gruñidoresen su función sublime de arrullo deleitante.El vasto mar alivia fatigas y dolores.Lejos, vagón, condúceme; lejos de aquí, fragata,donde hacen nuestras lágrimas los fangos purulentos.¿Verdad que a veces dice tu corazón, Agata:“Lejos de negros crímenes y de remordimientosvagón, llévame presto; condúceme, fragata?”¡Qué lejos se halla el fértil edén siempre aromadodo bajo el claro cielo franca alegría abunda,do todo lo que se ama digno es de ser amado,y do de goces puros el corazón se inunda!¡Qué lejos se halla el fértil edén siempre aromado!Pero el edén florido de amores inocentes,días de campo, besos y cánticos sencillos,arpegios de violines tras las colinas rientesy vinos que se apuran en verdes bosquecillos...¿Dónde el edén se encuentra de amores inocentes?¿Dónde el edén se encuentra de los furtivos besos?Más lejos se halla acaso de la India y de la China.¿Se puede hacer que vuelva con nuevos embelesos,llamándolo con quejas o voz auriargentina,el bello edén florido de los furtivos besos?